Friday, August 04, 2006

Otro Día Irrumpe


Otro día irrumpe. Es otoño, son las 8.00 de la mañana. Las calles están mojadas por la última lluvia. El frío es intenso. La respiración se acorta y los pasos se sienten más lentos. Los aromas son penetrantes, pues súbitamente nos invaden la conciencia, y así los hacemos parte de nosotros.
El cielo se limpia. La bruma de la mañana se disipa cuando aparecen los primeros rayos del sol por la cordillera nevada. Las hojas cambian de color, los matices son más fuertes, vistiendo siempre distintas en cada unas de las estaciones.
Santiago es una mezcla de diversas pociones que no sólo incluye el smog típico de la capital, sino que además la fragancia de su gente, y a sus distintos escenarios.
La ciudad contrasta con disímiles entornos en cada unas de sus esquinas. Observamos arquitecturas viejas, cuyas experiencias esconden en silencio sus paredes y edificios modernos que dan un toque de vanguardismo al ambiente.
Los relojes avanzan, la vida agitada de grandes y chicos, marcha al compás de las bocinas, los tacos y las micros atestadas de gente, todas ellas escondiendo algún secreto.
La vida pasa sin dar tregua al descanso, sin dar tiempo para comprender nuestro espacio. Porque vivimos como una máquina que funciona a mil por hora, programadas para rendir al máximo.
La ciudad descubre como lentamente se desvanece su gente. Todos ellos caminan hacia el reencuentro con su libertad.
Somos parte de una tribu que día a día inicia y concluye un ritual. La mayoría da las veces nos desagrada ser un miembro más. Pero al final de la jornada, comprendemos que quizás, por una estúpida costumbre o simple resignación, no es tan malo pertenecer a esta comunidad.
Carolina Fernández
Carolina Pinto